viernes, 11 de marzo de 2011

Susana Frangi y su texto sobre Ocurre al Otro lado de la noche


Estimado Eduardo:

Lamento no poder estar presente en una ocasión tan significativa como es la re-edición de tu primera novela. La he leído con curiosidad y entusiasmo y mi primera sensación fue la de estar ante una promesa de revelación. La noche asociada a lo mágico, a lo desconocido, a lo impenetrable y secreto; incontables noches cobijan en los rincones de nuestra mente, anhelos y temores, espacios donde dormitan sucesos que temen a la luz del día. ¿Dónde queda realmente esa noche pregonada? "Escrituras de luz embisten la sombra, más prodigiosas que meteoros" escribe Borges y el resultado es un relato que nos permitirá una multiplicidad de lecturas.
Escrita a tres años de haberse recuperado la democracia, "Ocurre al otro lado de la noche" revela la agonía de una cultura que sembró la noche en el corazón y en la mente de nuestra sociedad. Y no podemos dejar de ver en el relato la expresión en el drama amoroso del impacto y persistencia de la represión y la oscuridad dictatorial. En tal sentido, esta novela descubriría una aspiración profunda a emerger desde lo íntimo hacia una superficie de libertad y legitimación.
Como el arte es una experiencia abierta a lo infinito y los problemas no desaparecen sino que mutan, hoy, a 25 años de su publicación, esa noche ha cambiado su lugar y seguramente estos tres personajes hoy definirían sus destinos de modo diferente. Familiarizados con los avances de la Genética y con las últimas modificaciones de la legislación argentina, Michael ya no ostentaría un nombre tan remoto y podría llamarse simplemente Miguel. El protagonista (El) se atrevería a salir del anonimato y expondría sus deseos con menos culpa y Ella, tolerante y comprensiva desde la seguridad de ser el "amor legítimo", sabría que el mundo de apariencias puede trastabillar ante una nueva posibilidad de libre elección. “Ocurre al otro lado de la noche” emerge de una época donde los silencios, las traiciones y la clandestinidad fueron herramientas útiles para sobrevivir y en tal sentido, podemos interpretar que el drama de estos tres personajes es la prehistoria de la subjetividad actual. La lucha entre lo permitido y lo prohibido, el placer y la culpa, lo privado y lo público, lo clandestino y lo socialmente aceptable, es el eje del relato y desde el miedo y la represión los personajes reclaman su derecho a ser felices. Como escribía Borges "es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles", en un insospechado reclamo para hacer de la noche clandestina un día pleno de luz. En oposición a los discursos únicos propios de la dictadura, la misma historia es observada desde tres ángulos diferentes; las miradas de El. Ella y Michael señalan la recuperación de la pluralidad, afirman aquello de que “no hay historia sino solamente historiadores”. Al igual que el relato japonés de Rashomón que Kurosawa llevó al cine en 1950 (donde distintos personajes opinan sobre un mismo suceso configurando diferentes versiones del mismo) o el Cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell, la posibilidad de multiplicar las miradas muestra a la historia como un prisma infinito.
Sin duda, un aspecto interesante en la construcción del relato, es la progresiva inserción de referencias musicales como horizonte metafórico de los episodios. Se sugiere que amar a Michael es una experiencia semejante a un concierto de Mozart (“una especie de saltar por la vida”….”dejando una huella profunda y brillante como un relámpago, una huella casi absoluta pero cuyo absoluto reside precisamente en su brevedad”); la vida con Ella en cambio es una Partita de Bach (“todo en su lugar, como una música en la que cada cosa tiene la expresión justa”). De algún modo la referencia a Mozart está ligada a la subversión y rebeldía de la Revolución Francesa y la mención de Bach a la majestuosa severidad de cánones crecidos en jerarquías sociales fijas. Pero más allá de estas referencias comparativas que organizan el sentido de los sucesos, la música persiste como horizonte ideal, escondida y adivinada en ese lirismo narrativo que nos involucra en un juego de tensiones oscilantes. Acercándonos al desenlace, se refuerza el vínculo con la música esbozando casi una sonorización virtual, aprovechando la cadencia poética que siempre incluye una dimensión musical no explícita. Podríamos recordar que Oscar Wilde decía que la música permite imaginar una historia a aquellos que no tienen ninguna, y en tal sentido es la dimensión musical la que también, después de la decretada amnesia dictatorial, repone poéticamente un esbozo de historia y porvenir.
Uno de los momentos más logrados del relato se alcanza con el paralelismo entre la Sinfonía Fantástica, de Berlioz y el acrecentamiento y paroxismo de la culpa en el protagonista. Comienza el primer movimiento con un relato casi quieto, donde a El le queda “nada más que la modesta posibilidad de la evocación y del abandono, el repetirse de los mismos momentos una vez y otra hasta que su recuerdo sea distorsionado, hasta que el sonido de sus pensamientos desafine y sea tan pálido que sus recuerdos se vuelvan irreconocibles”. Pero ronda la idea de la traición que ya asoma “la música de sus letras, la cadencia de la entonación en las frases”. En el baile del segundo movimiento, el artista de Berlioz se reencuentra con su amada. Familiares, amigos, compañeros de trabajo de tu personaje anónimo se mezclan en el baile desordenado y multitudinario de la vida cotidiana. Y allí se destaca elegante y hermosa la figura de Michael, desafiando al mundo desde la clandestinidad con su cuota de locura y traición. El tercer movimiento es bucólico; dos pastores tocan melodías en las flautas mientras pace el ganado. “El amor – propone la novela - es aventurarse…Un tembladeral delicado, espacioso, uno avanza y se hunde…revive, se hunde de nuevo…y todas las veces renace.” Durante el cuarto movimiento el artista de Berlioz sueña que asesinó a su amada y que es condenado a muerte. Tu personaje imagina que ha asesinado a Michael y a su propia esposa y es condenado a muerte frente a toda la sociedad. La traición ha sido descubierta y es ferozmente castigada. Finalmente en el quinto movimiento espíritus horribles lo rodean para su funeral y la amada reaparece grotesca y vulgar en medio de una orgía satánica. El protagonista de la novela traslada el aquelarre a la pesada e insoportable rutina cotidiana, en la que han quedado tan sólo despojos y culpa. Quienes lo rodean inician una imaginaria danza orgiástica y fantasmagórica a su alrededor, carcomiendo su conciencia con el recuerdo de la traición.
“Ocurre al otro lado de la noche” ha dejado de ser “una pura experiencia de lenguaje”, se ha expandido desde lo íntimo y nos reencuentra con el afuera que nos determina. Cuando te pregunté qué había al otro lado de esa noche me contestaste que simplemente el día. Y entonces se iluminó la metáfora. Probablemente nació de un sólo anhelo, como los versos del poeta " Dónde está mi voz lejana, aquella que habla como mi alma", en un período de oscuridad en el amanecer público, y hoy esta reedición nos reencuentra con el auténtico origen de nuestras luces.
Susana Frangi, pianista, maestra preparadora, directora de orquesta

No hay comentarios:

Publicar un comentario