No sabés lo que fue, cuatro mil personas, no lo podíamos creer tener adelante a tanta gente y qué consola, y las luces; la consola era tres veces la nuestra, bien profesional y nosotros, acostumbrados a tocar en la vinoteca y el Cortázar lo que era estar ahí. Los tipos mueven un montón de gente.
Me parece mentira que hayamos sido teloneros de Anarquía una banda de Buenos Aires a la que la siguen tanto, una banda re contestataria pero bueno nosotros pudimos ser sus teloneros y nos dejaron poner un par de temas nuestros bien de lucha, porque queremos ser un Estandarte para que otros como nosotros se sientan representados, por eso le pusimos así a la banda.
Era re temprano cuando llegamos al multiespacio…¡Nosotros ahí! Nos llevó el micro de la banda para hacer la prueba de sonido y la terminamos temprano y después tuvimos horas muertas ahí. La verdad, muertos de hambre ya a las cinco o seis y el productor dijo que no, que hasta que no vinieran ellos no iba a haber nada. Era cierto, cuando llegó Anarquía empezó a haber de todo. Aparecieron de una confitería y pusieron una mesa con cosas, pero no nos pudimos ni acercar por todos los fans y todo lo que mueven pero eso fue como a las nueve de la noche.
Por suerte pudimos vender todas las entradas que teníamos que vender para poder recaudar para Anarquía. Cien pesos cada una. Les encajamos a todos y yo hasta puse de lo que me da abu y que guardo para pagar la sala de ensayo y comprarle cuerdas a la guitarra eléctrica pero ya fue. Es que llegar a esto para una banda como nosotros es un paso y ya queda la amistad y capaz que el próximo verano nos llaman de nuevo.
Fue duro, esas horas muertas, porque a los productores no les importa lo que hacemos nosotros y ponés todo cuando estás tocando y cuando bajás del escenario miran el reloj para ver cuánto tardaste pero a Anarquía le gustó lo que tocamos, aunque no sé si lo escucharon tan bien, porque mucho no nos dijeron, pero de últimas les gustó y eso es lo importante. Yo estaba como en un trance, cerré los ojos y encaré para ese solo en la canción sobre Famatina y la represión y con el cantante era como si nos adivináramos. Era como algo secreto, un acuerdo, una magia y cuando entró Tico con el bajo lo mismo y yo me imaginaba que también, entre tanta gente, estarían los nuestros, los que iban por nosotros: Lorena, Ailin, Kevin, seguro que estaban (o capaz que no si no pudieron juntar los cien pesos) pero sea como sea yo los sentía y cuando terminó vino el aplauso que no terminaba nunca y entonces fue que lo ví al productor mirando el reloj y haciendo con la mano para que bajáramos rápido.
Dicen que el rock a los veinte lo hacés por la música y a los cuarenta por la plata.
No sé si nos toca algo a nosotros, porque ellos tienen muchos gastos, primero dijeron que sí, y después que no sé y después que pasáramos por lo del productor que a lo mejor. Si nos toca vamos a tener para juntar para un demo y poder empezar a difundir más lo que hacemos. Pero igual no lo hacemos por la plata. Lo hacemos por la música
Y esa tarde al final cuando el productor dijo que no iba a haber nada para comer hasta que no llegara Anarquía uno le dijo “pero che, no podés tener a estos pibes así, muertos de hambre” y nos pusieron una docena de sanguchitos de miga para los ocho, porque estaba la otra banda pero nada para tomar. Si el chabón nos tiró los sanguches ahí como si fuéramos vaya a saber qué. Pensar que los anarquistas compartían todo, dice siempre mi viejo que se la pasa leyendo a Bayer: ponían plata para los presos, editaban libros, ayudaban a las familias de los presos.
Fuimos a la dos de la tarde y cuando Anarquía empezó a tocar, a las once y media de la noche, todo se venía abajo pero la verdad es que los temas no eran como los viejos, y El lepra parecía limado. No tenían esa fuerza y las armonías eran predecibles, las letras no eran contestatarias y El lepra no dejaba la vida en el escenario como cuando Anarquía empezó, hace veinte años.
Mi viejo dice que estamos los de acá y los colonizadores. Los de acá la peleamos todo el año para sobrevivir el invierno, juntando la plata para hacer todo, los ensayos, las presentaciones, y en los veranos vienen los colonizadores para quedarse con todo, con los lugares, con lo que juntamos y para que nosotros los sirvamos a ellos.
Igual para Estandarte fue re importante y decíamos eso cuando fuimos caminando a tomar el 221, que aunque fuera verano a esa hora ya no pasaba y entonces juntamos la plata que teníamos para volvernos en taxi porque nos daba miedo que alguno nos fuera a afanar los instrumentos, a esa hora y en ese lugar.
Por suerte nos alcanzó.
Eduardo Balestena
ebalestena@yahoo.com.ar
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