viernes, 20 de septiembre de 2013

Una travesía por la su vida y su escritura Primera estación: 1920/ 1960, Rosaura a las diez, Ceremonia Secreta

Juan José  Delaney, biógrafo no autorizado de Marco Denevi reflexiona al principio de Marco Denevi y la sacra ceremonia de la escritura, una biografía literaria en las razones que nos impulsan a rasgar el velo de una vida y asomarnos a ella y cita una de las notas de Marguerite Yourcenar a Memorias de Adriano : “el diagrama de una vida no se compone de una línea horizontal y una vertical sino más bien de tres líneas sinuosas, perdidas hacia el infinito, constantemente próximas y divergentes: lo que un hombre ha creído ser, lo que ha querido ser, y lo que fue”.
De este modo rasgamos el velo de una vida para tratar de comprender la escritura que aunque no la explique, suele justificar esa vida.

1)     Podemos pensar a esta obra, algo arbitrariamente,  a partir de un criterio de épocas, géneros y estilo en tres etapas:

1.a) La primera marcada, además de por cuentos como Reproches a Luisilda por haber salido en 1945 sin anteojos, por Rosaura a las diez (1955) , su primera novela; Ceremonia Secreta (1960) y Un pequeño Café (1966) textos fundantes de una concepción de la escritura centrada en el lenguaje, la intimidad y los espacios cerrados.

1.b) En la segunda (1966/ 1980) podemos ubicar cuentos y relatos y novelas que,  junto a Ceremonia Secreta, quizás constituyan los puntos más altos de su literatura: Hierba del Cielo (1973) (su libro y su cuento preferidos); Redención de la Mujer Caníbal; Carta a Gianfranco o Decadencia y caída, en sucesivos libros de cuentos: Hierba del Cielo; Salón de Lectura;  Reunión de desaparecidos (1978).
También de esta etapa es una de sus novelas centrales:  Los Asesinos de los días de fiesta, (1972), texto que reelaboró como Asesinos de los días de fiesta; Música de amor perdido (primera y segunda versión) y Noche de duelo casa del muerto.
Es una novela central por la originalidad del planteo literario y el refinamiento estilístico de las primeras versiones y porque incesantemente volvió sobre esa historia: o quiso abordarla desde distintas perspectivas al sentir que no había podido agotarla, o sin nuevas fuentes para su obra intentó sacarle el mayor provecho.

1.c) La etapa (1980-1998) en la cual autoras como Cristina Piña o Sandra Jara  consideran de escritura posmoderna.
En ella destaca Manuel de Historia (1986) por la temática abordada, absolutamente diferente de todo lo anterior, por la complejidad formal, elementos con los que logra un texto original y profundo.
De esta etapa son Enciclopedia secreta de una familia argentina, en sus dos versiones, en las que intenta romper el eje novelístico y sacarlo del tradicional de la novela para adoptar como tales el orden arbitrario del alfabeto. Su escritura, densa, erudita y barroca está muy lejos de textos como Ceremonia Secreta o Asesinos de los días de Fiesta.
Nuestra Señora de la Noche (1997) es su última novela, ejemplo, según Sandra Jara (Nuestra Señora de la noche, apuesta a una hibridación total), participa de los rasgos de la escritura posmodera; se trata de una obra marcada por la discontinuidad que significa haber insertado, en textos nuevos, otros anteriores. 
 No hemos incluido su producción teatral (en la cual es destacable especialmente El Emperador de la china, (1970) ni obras breves, como Parque de diversiones o Falsificaciones, para centrarnos en determinados elementos de su literatura.

2 Al concedérsele el premio del concurso Kraft y establecerse una comunicación telefónica, una de las hermanas del escritor, erróneamente informó como fecha de nacimiento la del 12 de mayo de 1922, equívoco que, como otros, dejó correr durante el resto de su vida.
Lo cierto es que Marcos Héctor Denevi había nacido el 13 de mayo de 1920.
También durante toda su vida afirmó que su padre había plantado un laurel en el jardín de la casa de Sáenz Peña cuando él nació. Sin embargo, Valerio Denevi comenzó la construcción de esa casa luego del nacimiento de Marcos Héctor.
Fue abanderado del Colegio Nacional Buenos Aires, donde recibió una sólida formación en lengua y latín que influyó poderosamente en su literatura. En 1939 comenzó la carrera  de derecho y la abandonó en 1950 (en ese tiempo aprobó siete materias) pero dejó correr la especie de que era abogado.
En 1948 entró por concurso a la Caja Nacional de Ahorro Postal, donde hizo una rápida carrera y llegó a la categoría de inspector general, a cargo de la sección jurídica. Juan Carlos Pellanda, empleado en la Caja, lo recuerda como infalible y duro en esa función. Era un trabajo muy absorbente que le demandaba a veces sábados y domingos. Como personal jerárquico entraba más tarde pero nunca salía antes de las 20.
Ya en esa época comenzó a vivir, como decía “en el hemisferio de la noche, tiempo que, a excepción de Rosaura a las diez, nunca utilizó para escribir: “la noche se hizo para dos cosas ninguna de las cuales es escribir”, decía.
En 1968 renunció a su cargo para dedicarse por completo a la literatura. Poco previsor y desorganizado con sus gastos, pronto tuvo problemas económicos que lo aquejaron por el resto de su vida: “vivo de lo que escribo, pero no todo lo que escribo es literatura”, declaró en un rapto de sinceridad y lucidez.
Durante toda aquella época vivió en el hemisferio de la noche, como decía. Fue un noctámbulo absoluto, no obstante lo cual se levantaba siempre a las ocho.
De aquella época es su amistad con Fanny Ezcurra –quien siempre lo mantenía en el centro de las conversaciones, o Victoria Pueyrredón, que tanto haría luego por él.
Fernando Chacón Oribe, que fue su amigo ya desde la época de Ceremonia Secreta decía que Denevi adoraba ser el centro de las reuniones y no iba a aquellas en las que intuía que no iba a ocupar ese centro. 
Desaparecida Fanny Ezcurra, distanciado de muchas de aquellas amistades, fue encerrándose paulatinamente en una soledad infranqueable

3.) Cómo, cuándo y de qué manera fue escrita Rosaura a las Diez
Varias circunstancias confluyen en la gestación de su primera novela:
3.1 Las fuentes literarias: Denevi, fue siempre un admirador de los clásicos españoles, particularmente El Quijote de donde quizás proceda la variante paródica y humorística, así como el juego de las apariencias.
Juan José Delaney señala a 1942 como un momento fundante para la especie policial. Ese año apareció el cuento La muerte y la brújula, de Borges, los Seis Problemas para don Isidro Parodi, de H. Bustos Domecq, seudónimo de Borges y Bioy Casares. A partir de allí la especie fue desarrollándose paulatinamente.
Como referencias tuvo además al diccionario de la lengua y al santoral. Una vez le pregunté de dónde sacaba los nombres de sus personajes y me respondió “del santoral”, como si fuese una obviedad.
         Hacia 1944 Borges y Bioy crearon la colección El séptimo círculo que dirigió, a partir de 1955, Héctor Frías, profesor de Literatura Inglesa de la Facultad de Humanidades de la Plata. Ello marcó la tendencia predominante en la línea de la novela policial inglesa de enigma.
         Es un dato importante porque Denevi leyó casi todos los títulos de la colección, entre ellos los que habrían de incidir directamente en la concepción de Rosaura a las diez , que fueron La Piedra Lunar y La Dama de Blanco, de William Willkie Collins (Londres, 1824-1889).
         Ello marca una impronta: la novela policial inglesa decimonónica, una forma lateral es la que influirá decisivamente en la gestación de una literatura que cuya propuesta va mucho más allá del puro enigma.
         Inicialmente, el autor escribió el cuento Pobre Carolina pero el 30 de  enero de 1954 se enteró por el diario Noticias Gráficas del concurso de novela de la editorial Kraft y decidió desarrollar esa historia. Lo hizo en tres meses (julio a septiembre de 1954) escribiendo hasta la madrugada en la prefabricada adaptada como cuarto de trabajo que estaba en el jardín de la casa de Sáenz Peña, y en el despacho de la Caja Nacional de Ahorro Postal. El proceso no fue gradual: comenzó por el primer capítulo y saltó al final. Luego escribió el segundo y concluyó en una semana –en total estado de exaltación- el capítulo quizás más puramente literario de la obra y que la distancia de la matriz de novela policial que le sirve de estructura: la conversación entre Camilo y el Inspector Baigorri (retomaría este personaje en la Serie televisiva Division Homicidios, en la cual lo encarnaba José Slavin).
         Terminó de escribirla el día del cierre del concurso y entregó el manuscrito quince minutos antes de que expirara el plazo.

3.2 La novela consta de cinco partes: 1 La “Declaración de Milagros Ramoneda, viuda de Perales, propietaria de la hospedería La Madrileña, de la calle Rioja, en el antiguo barrio del once” ; 2, “David canta su salmo”; 3 “Conversación con el asesino”;  4, “Extracto de a declaración espontánea (según la propia declarante) confidencial de la señorita Eufrasia Morales” y  el fragmento de una carta.
         3.2 a Si tomamos a los elementos de la obra deneviana podemos establecer diferentes aspectos en las categorías de tema; motivos y asuntos.
         Como tema –una categoría general e irreductible- surge el de la soledad. Atraviesa toda su obra de diferente manera. La soledad es el gran tema deneviano.
         Piña divide a los personajes en condenados y desterrados.
         Para los condenados –como Camilo Canegato o el Procurador Matricola, en Música de amor perdido, no es posible romper el cerco de la soledad. No existe redención ni otro mundo posible.
         Otros, como Arabia Badur, el personaje de Redención de la mujer Caníbal, o la misma Leónides Arrufat, pueden acceder a los reclamos y a la búsqueda de algo que está más allá, atravesar esa frontera y regresar a un lugar originario, el del otro o lo otro.
El asunto, es decir aquello de lo que trata una novela es, en Rosaura…, el plan de un solitario de crear a un ser ficticio para atraer el amor de un ser real (Matilde, la hija de doña Milagros). Para eso crea a una imaginaria Rosaura. Luego aparece otro personaje (Marta Córrega) a quien los demás toman por Rosaura y toma, en la realidad y a la fuerza, el papel que Rosaura tenía en la fantasía.
Esto es contado desde cinco ópticas distintas.
Entre los tópicos (aquellos rasgos recurrentes que encontramos en el asunto) están la timidez; las casas que se ramifican y crecen hacia adentro; la belleza masculina; la incomunicación. En Rosaura tenemos el de la incomunicación, la incapacidad de ser aceptado, el temor al mundo y la hostilidad de este mundo.
         Como motivo –es decir aquello que una novela utiliza para desarrollar un asunto y plantear los tópicos, encontramos –tanto en Rosaura a las Diez como en Ceremonia Secreta, el de la sustitución de identidades.
        
3.2 b Denevi usa la visión perspectivística de La piedra Lunar. Como Rashomon (1950, basada en el cueto de Akutagawa), de Akira Kurosawa o Citizen Kane (1941) , de Orson Welles, plantea varias visiones de lo mismo. En ese recurso, que hace rendir al máximo en los distintos niveles discursivos, establece una suerte de jerarquía:
         La declaración de Milagros Ramoneda y la Conversación con el asesino surgen como las más significativas literariamente: la primera por dar la secuencia de los hechos y hacerlo con un registro que establece el humor y el ingenio como claves de acceso al texto, lo formulan como lo que es: una obra de gran riqueza idiomática puesta en la función pura de narrar.
        
Lectura fragmento (1): pág. 41. Allí se inicia la narración y ese párrafo, como dijo el mismo Denevi, fue su primer párrafo como escritor.
Plantea un nivel de habla y siembra la intriga.

La Conversación con el asesino establece otra racionalidad: la de la fantasía y la negación que requieren algo ficticio como estrategia de lucha contra el carácter de condenado del personaje (juego entre tema, asunto y motivo). Por ese mismo carácter, la estrategia está llamada a fracasar.
        
Lectura fragmento (2): pág 258/263. La novela parece haber dejado atrás la intriga policial y pisa otro terreno, más denso e intrincado donde la intriga pierde un poco la razón de ser.
La realidad aparece como diría Sábato, como un sueño un poco incomprensible. Vigilia, acción, sueño, se combinan y mezclan.

El resto de los capítulos tienen una función diferente: son bisagras que estructuran la narración, cuentan “la otra versión” de los hechos y contrastan puntos de vista, confrontan su verdad con el resto de la construcción.
        
         Lectura fragmento (3): pág. 188 (David Canta su Salmo) le da sentido de verdad a lo que ve, pero lo que ve no es lo que cree. Ve lo exterior pero no lo verdadero.

         Lectura de fragmento (4): pág. 289/291: arroja luz sobre un aspecto lateral que es sin embargo muy importante: la mucama. Recordemos a Amalia Bernabé en este papel en la película de Sóficci.         

         3. 2. c Juan José Delaney destaca al menos tres defectos en Rosaura a las Diez:
1) La similitud entre el retrato de Marta Córrega y Rosaura;
2) El abuso de la casualidad y
3) La pertenencia del texto final al conjunto del resto de la escritura.
Quizás se podría agregar que el capítulo de David Reguel resulta algo inverosímil, tanto como necesario para completar la historia.
         Es real el problema que plantean estas objeciones, pero ello resultaría significativo en una novela puramente policial.
         ¿Cómo explicar que teniendo una habitación reservada en el hotel Wien decidan ir a alguno cerca de Retiro, para encontrarse con un miembro de la banda que había sometido a Marta Córrega a la prostitución y que justamente la mataran, agregando la aparición de David Reguel que los seguía en un taxi?
        
3.3 La verdadera importancia de Rosaura no es de naturaleza policial: simplemente usa de lo policial para plantear algo más: la soledad y la cárcel de lo real y el papel de la fantasía, del  sueño, y la imposibilidad de resolver la soledad en el plano de lo real y hacerlo desde una visión perspectivística de gran riqueza por los niveles de lenguaje que maneja.

4) El 20 de abril de 1959 había sido convocado el premio Life para narradores en español, para cuentos y novelas cortas con una extensión no mayor a 20.000 palabras.
Al cierre del concurso habían sido presentadas 3149 obras.
Ceremonia Secreta obtuvo el primer premio. Había sido escrita en un mes.
Durante ese lapso, el disparador del concurso ayudó a plasmar una historia que venía rondando al escritor desde hacía tiempo.

4. 1 Conviene detenernos en los procesos escriturales de Denevi.
 Aunque él mismo declaró que “mentía como loco” y que no hay quizás una base certera para testimoniar este proceso, señalaba que al concebir una historia lo hacía en todos sus detalles y que al llevarla al papel era como si se tratara de la restauración de una pintura que a veces proponía colores distintos al original y que otras, lo traicionaba.
También refirió algo quizás más importante: que al escribir estaba ante hechos y personajes, y los describía directamente y con precisión, sin pensar en el lenguaje.
Tanto los procesos de Rosaura a las diez como de Ceremonia secreta podrían desmentir estas afirmaciones: fueron escrituras rápidas e inspiradas y el uso de la metáfora hace a la forma de registrar la realidad o de manejar el lenguaje. Al mismo tiempo podría corroborar la hipótesis de que al plasmarlas en escritura estaba captando una historia ya acabada y cerrada en su mente. 
Sea como fuere, el resultado es una obra concisa, honda por dos cosas: el lenguaje y la densidad y humanidad que adquiere el personaje de Leónides Arrufat.
El tema de la soledad aparece trabajado desde la metáfora de la redención al cumplir con un cometido.


5. El motivo es, nuevamente, el de la sustitución de identidades.
El asunto consiste en que Leónides Arrufat, una mujer seca y sola y amargada, es seguida por una muchacha que la confunde con su madre muerta y la conduce a su casa de la calle Suipacha 78. Lo que sucede a partir de allí convierte a Leónides en  oficiante de una ceremonia que tiene como fin castigar a Belena, uno de los personajes.
Leónides no es una condenada. Vuelve a su vida anterior luego de haber cumplido una misión que, paradójicamente, al hacerla matar la humaniza.
Pero en esta nouvelle hay –además de un trabajo estilístico mucho más sutil, que hace casi imperceptible su talón de Aquiles, la parte débil de la historia- cosas nuevas: el sentido de lo ceremonial, la organización de la metáfora como modo de hacer densa la escritura y la dimensión de lo espacial. La casa de Suipacha 78 no es un mero escenario, es un ámbito sagrado, cambiante y de transformación.

6. Hay tres elementos centrales:

6.1) el de la sustitución de identidades: Leónides se convierte en Guirlanda Santos y ante Encarnación y Mercedes –dos “viejas bribonas”- se bautiza a sí misma como Anabel Anabelí (que procede del poema Annabel Lee, de Edgar Allan Poe.

6.2 Otro elemento central es la naturaleza enigmática de Cecilia, la joven (ausente y alterada) que confunde a Leónides con su madre.

6.3  El restante es la casa como escenario: primero refleja el enigma, luego es explorada y se convierte en un hogar, para finalmente quedar vacía.

7. Vayamos a los ejemplos:
         7.1 Así nos presenta el autor a Leónides Arrufat:
        
Fragmento 5, pág. 317
         Sin embargo, a poco de entrar en la casa, para disipar la sorpresa de encontrarse en el lujoso dormitorio de Guilanda Santos sucede esto:
        
         Fragmento 6, pág. 336.
No obstante, la explicación le resulta vulgar, y es cierno, no se trata sólo de una confusión ya que lo que realmente sucederá es de naturaleza muy diferente y será revelado luego de la ida a la casa de Encarnación y Mercedes, verdadera bisagra de la nouvelle.
        
         Primero propuesta y luego asumida, la sustitución de identidades es gradual y por momentos imperceptible, hasta que de pronto Leónides se convierte en Guirlanda Santos:

         Fragmento 7, pág. 373/375 : el disfraz renueva su identidad, la hace verdaderamente ser otra, que se atreve a hacer aquello que no hubiera podido hacer de seguir siendo Leónides; algo que es necesario hacer porque es justo. Ella piensa que sólo se trata de escarmentar a Encarnación y Mercedes, pero se trata de algo más.
        
         No obstante, el momento en que la obra da un giro que la cambia porque transforma a Leónides y ya no hay vuelta de ese rumbo sucede cuando es la identidad usurpada la que se desdobla y abre al personaje no sólo a una nueva óptica de la situación sino también a otro modo de asumir su vida:

         Fragmento 8, pág. 391/397.
         Es como si la identidad adoptada le señalase un camino, haciéndole ver las cosas de una manera distinta.
         Este es uno de los momentos más significativos: el hecho de distanciarse de sí misma a partir del disfraz. 

El acto final de la sustitución de identidades es la revelación de que ella servía a un propósito tan desconocido como predeterminado

         Fragmento 9, pág. 409.
        
7.2 Cecilia, en su aparente simplicidad, es un personaje inescrutable y el mecanismo de intriga de la obra opera muchas veces a partir de esa imprevisibilidad e inescrutabilidad. El modo en que la muestra el narrador cambia permanentemente.

Así la presenta por primera vez 
         Fragmento 10 (pág.322)
         Hay algo premonitorio en el sentido de “que esa cosa tremenda ocurra.”
         Más tarde, la muestra de otra manera:
        
Fragmento 11 (pág.329). De manera imperceptible Leónides va al encuentro de un destino que desconoce y también es revelado el carácter fatalista de la obra: hay algo desconocido que nos guía y el esfuerzo por eludirlo sólo contribuye a poner en marcha el engranje.
        
         Cecilia encarna un enigma y su naturaleza es cambiante:
        
Fragmento 12 (pág. 400/403) Allí la sustitución de identidades se resuelve y cede su paso a otra cosa.
         Se revela su naturaleza de ser un instrumento de ese mecanismo del destino.

         7.3. La casa no es solamente un escenario.
         Primero es el símbolo de lo desconocido, un ámbito cerrado en sí mismo que se abre, se despliegan sus espacios, como si creciera. Abunda en cosas nuevas para Leónides, pero huele a encierro, humedad y a remedios. Parece estar marcada por la arquitectura del laberinto, donde el personaje se pierde si abandona un pasadizo establecido.
         Luego, cuando la sustitución de identidades es asumida, ambas la  limpian, dejándola reluciente, aventan los malos olores y la convierten en un espejo, pero una herrumbre horadaba ya ese paraíso dorado.
         Al final, se convierte en el escenario de esa ceremonia, ese que Leónides abandona con su cartera con la forma de un enorme higo podrido.
         Ha cumplido con un cometido y ya nunca volverá a ser la misma. Para reafirmarlo, para reafirmar esa sustitución de identidades, desde afuera llegan los ecos del Carnaval

Marco Denevi, como señala Juan José Delaney, logró obras maestras a partir de formas marginales de literatura, en este caso la novela gótica, cerrada, circunscripta a una acción y a un ámbito íntimo y concentrado. Lo hizo con un lenguaje nuevo, inspirado, preciso, que a la vez que servir  a una arquitectura es un fin en sí mismo.

    Con toda razón, su amigo, el poeta Antonio Requeni, señaló que es uno de los grandes escritores latinoamericanos.

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