Rabino Guillermo Bronstein
La
Delegación Mar del Plata de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de
Personas (CONADEP) fue integrada por el Doctor Armando Rodolfo Fertitta, la Señora
María Luisa Turón de Toledo, el Padre Enzo Giustozzi, el Doctor. Juan Carlos
Wlasic, el Doctor Marcelo Insaurralde, el Reverendo Rodolfo van Bethem, el Doctor Oscar Antonio
Huerta y el Rabino Guillermo Bronstein.
Dicho
organismo quedó constituido el 27 de marzo de 1984 y entregó su informe final
al Presidente de la CONADEP, Doctor. Ernesto Sábato, el 15 de septiembre de
1984.
El
periodo en que le tocó actuar y el modo en que llevó a cabo esa tarea hacen que, a cuatro décadas de cumplido su
propósito, sea digna de especial mención.
Durante los
meses en que llevó a cabo sus funciones recibió 265 denuncias, reconoció y
enumeró la existencia de distintos centros clandestinos de detención en Mar del
Plata y la zona y llevó a cabo un análisis exhaustivo (que incluye una estadística)
del mapa de la represión ilegal.
Rabino Guillermo Bronstein
El Rabino Guillermo Bronstein
fue propuesto para integrar la CONADEP Mar del Plata por el Rabino Marshall
Mayer, de reconocida actuación en el campo de los derechos humanos, que integró
la CONADEP central y que trabajó muy activamente con organismos internacionales
de derechos humanos en el marco de la investigación argentina. El Rabino
Bronstein vive en Lima y viaja a Mar del Plata con cierta asiduidad y hacia
finales de 2023 trajo consigo copias del informe de la Delegación Mar del Plata
de la CONADEP para su entrega a los hijos del Doctor Fertitta (a cuya memoria
dedicó la publicación), a la Universidad Nacional de Mar del Plata; al Centro
Cultural Osvaldo Soriano y al Colegio de Abogados de Mar del Plata. Con ese
gesto se propuso hacer público el trabajo llevado a cabo en un momento en el
cual el proceso de consolidación de los Derechos Humanos en la agenda pública
estaba en su conflictiva etapa inicial.
Tuve la
fortuna de mantener largas y enriquecedoras conversaciones con el Rabino
Guillermo Bronstein; resultó, además de un interlocutor de enorme versación en
todos los temas, de gran capacidad intelectual, interés por muchas ramas del
conocimiento y respeto por los demás, una persona sumamente cálida. Sus vivencias
acerca de la época de la dictadura, que alternó con relatos de su tarea en la
CONADEP, son muchas. A él le cupo –por
su formación como agrónomo- el análisis estadístico de los datos obtenidos. Asimismo,
me regaló un ejemplar del libro Del
Holocausto a la Vida, editado en Perú, cuyo prólogo le pertenece, que
recopila desgarradoras historias de exiliados del nazismo que dejaron Alemania
antes y durante y después de la Segunda Guerra Mundial para llegar a países
como Perú y Argentina, donde había gobiernos dictatoriales afines al nazismo y
de clara tendencia antisemita. El libro en sí es un testimonio de amor a la
vida. Durante nuestras conversaciones recordó la visita a los ex centros clandestinos
de detención, las conductas de muchos militares y la dificultad en lograr el
acceso a varios de aquellos siniestros ámbitos y, en esas circunstancias, la
actitud decidida del Dr. Fertitta, militante del Partido Intransigente –que
estuvo detenido en dos oportunidades, antes y después del golpe militar-, quien
se abría paso muchas veces gracias a su decisión y a su carácter. Por más
atroces, señalaba, los hechos debían ser probados y cada imputación estar
sustentada por pruebas concretas. El objetivo era la justicia dentro del marco
del derecho y esa fue la idea inspiradora.
El Rabino Bronstein también recordó
que en 1982 el Doctor Fertitta había solicitado del Colegio de Abogados una
manifestación en contra de la guerra de las Malvinas, de la dictadura y del
envío de jóvenes soldados al Atlántico Sur. Era entonces una actitud valiente y
minoritaria.
Los principios rectores de un programa
Carlos
Santiago Nino –junto con Jaime Malamud, los restantes letrados de la Sociedad
Argentina de Análisis Filosófico y nominados miembros de la futura
administración- fue uno de los más activos gestores del programa sobre derechos
humanos y las reformas que introdujo el gobierno del Dr. Alfonsín. Su libro Juicio al mal absoluto Los fundamentos y la
historia del juicio a las juntas del proceso enumera –profunda y
detalladamente- las etapas de ese camino. Además de la derogación de la ley
22-924, de autoamnistía, firmada el 23
de septiembre de 1983 por Bignone, se impulsaban los principios de que: 1)
Tanto el terrorismo de Estado como el subversivo serían castigados; 2) habría
límites para quienes debían ser responsables y 3) los juicios debían ser
limitados a un período finito de tiempo (tales son simplemente algunos de los
puntos salientes del extenso programa).
El
principio rector de Alfonsín establecía que no era posible iniciar la etapa
democrática sobre una claudicación acerca de los derechos humanos. Se imponía
llevar a cabo una experiencia muy poco habitual en el mundo: investigar el
pasado reciente y aplicar una justicia retroactiva.[i]
El
programa de referencia era muy complejo y difícil de implementar por los
aspectos –jurídicos y políticos- que presentaba. Finalmente, tras salvar
numerosos escollos, fueron sancionadas leyes fundamentales, no sólo para
resolver aquella circunstancia sino para el futuro de los Derechos Humanos: La
anulación –por la ley 23.040- de la ley de autoamnistía y, entre otras –como la
ley 23.077 de Defesa de la democracia- la ley 23.049 –de Reforma del Código de
Justicia Militar- y la ratificación de la Convención Americana de Derechos
Humanos –ley 23.054-, con lo cual la instancia máxima en la materia sería la
Corte Internacional de Derechos Humanos.
A
finales de la década del 70, cuando llegaban al Juzgado Federal, donde yo
trabajaba, los recursos de hábeas corpus por detenidos desparecidos, la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos era considerada una intromisión en
la soberanía y los asuntos internos: es difícil hoy comprender lo que ese
conjunto de normas realmente significaba en esa época.
El
presidente Alfonsín sancionó los decretos nros. 157 y 158 -1983- de
enjuiciamiento a los líderes los movimientos subversivos y a los miembros de
las Juntas Militares y el 187, del 15 de diciembre de 1983, por el cual era
creada la CONADEP.
La idea de Alfonsín era limitar el
alcance de los juicios y dar la oportunidad a las autoridades militares de
enjuiciar a un grupo que había ejercido el poder y mejorar el concepto de la
ciudadanía acerca de las Fuerzas Armadas. Para ello fue reformado el Código de
Justicia Militar e introducido –a iniciativa del senador Elías Sapag, del
Movimiento Popular Neuquino, que tenía un familiar desaparecido- un recurso de
apelación ante la Cámara Federal, promovido por las partes, o la avocación
judicial ante una demora injustificada. La reforma lo era de leyes procedimentales
y no conculcaba el derecho de defensa en juicio, por lo cual no era violatoria
del principio de castigo sin una ley previa al hecho del proceso, tal como en
su momento lo resolvió la Corte Suprema de Justicia de La Nación.
Ese fue
el mecanismo que –ante la actitud reticente del Consejo Supremo de las Fuerzas
Armadas- habilitó el juicio a las juntas
militares por parte de la Cámara Federal capitalina.
La
CONADEP
El propósito del presidente Alfonsín
era investigar la suerte de las personas desaparecidas; en tal sentido, rechazó
la iniciativa de hacerlo por la vía de una comisión bicameral del Congreso para
evitar injerencias partidistas y dispuso crear una comisión independiente,
ligada al Ministerio del Interior, facultada para “oír los reclamos de las
víctimas y entregarlos al Poder Judicial, para recibir testimonios voluntarios
y documentación de ciudadanos privados o para exigir testimonios escritos de
cualquier funcionario público o miembro de las fuerzas armadas y de seguridad”
(señala Nino) y gozaba del acceso a lugares de detención, pero no podía emitir
juicios sobre hechos y circunstancias.
El Dr. Nino tuvo un papel activo en la
selección de los miembros de la CONADEP; las organizaciones de derechos humanos
inicialmente se negaron a formar parte de la comisión, pero luego de reconocer
la seriedad de su trabajo sumaron su aporte. Seis diputados y senadores
nominados por sus respectivas cámaras también la integraron.
El apoyo de organismos internacionales
permitió que fueran habilitadas filiales en el interior –como la de Mar del
Plata- aunque con menos facultades.
El proceso –señalan Jorge Camarasa,
Rubén Felice y Daniel González en su libro El
Juicio. Proceso al horror- pasó a la
jurisdicción de la Cámara Federal el 4 de octubre de 1984. El 12 de febrero de
1985 el fiscal ante la Cámara Federal de Buenos Aires solicitó la ampliación de
las declaraciones indagatorias de los ex comandantes con referencia a 670 casos
seleccionados de la investigación de la CONADEP. Ello fue el fruto de una
extensa y minuciosa investigación de los miembros de la fiscalía, que incluía
muchos casos del interior.
Lo señalado es de por sí indicativo de
la importancia del trabajo de la comisión y sus filiales. El informe final de
la CONADEP Buenos Aires menciona el aporte de la filial Mar del Plata al citar
los centros clandestinos de la ciudad y la zona y los casos de los Dres.
Centeno y Candeloro, muertos mientras eran torturados.
Poco antes del advenimiento de la
democracia fueron destruidos, por orden del entonces presidente de facto
Bignone, los archivos de la represión, con lo cual el conocimiento acerca de
los modos de proceder, debió partir de cero.
Un
contexto violento
La actividad de la CONADEP tuvo lugar en el marco de un contexto
conflictivo y violento. Un ejemplo de ello es la sublevación de militares, como
el mayor Barreiro, ante cuya detención fueron detonadas varias bombas, y el
reemplazo de distintos cuadros del ejército, a lo cual se sumó el intento de
ataque del general Menéndez a un periodista, a quien quiso agredir bayoneta en
mano.
Parte de
la población tenía fe en la labor de la CONADEP y la Justicia pero otra, ante
la subsistencia del aparato represivo militar, era totalmente escéptica.
La CONADEP Mar del Plata
A cuarenta años de redactado el informe
de la filial Mar del Plata de la CONADEP sorprende por varios motivos: el modo
en el que está concebido, la coincidencia de apreciaciones con el informe final
de la CONADEP Buenos Aires, entonces en gestación y su minuciosidad.
Se trata
de un trabajo reflexivo, objetivo y riguroso que narra, en primer término, las
circunstancias del establecimiento de la delegación, el desarrollo de las
tareas, de cuya magnitud da idea el solo hecho de que en el término de seis
meses debía ser investigada la actividad represiva llevada a cabo durante siete
años, recibiendo denuncias, atendiendo a los llamados de personas que, en aquel
contexto, no se atrevían a denunciar, lo cual posibilitó lograr el conocimiento
de un gran espectro de hechos a investigar, por medio de requerimientos a
oficinas públicas, solicitudes que
fueron respondidas en una mínima parte.
El
informe consta de catorce capítulos, y catorce anexos
“La
posibilidad de decir que hemos superado las expectativas puestas en nosotros,
no es un patrimonio personal de los miembros de esta Delegación, ni el mérito
de sus esfuerzos, se trata por el contrario del esfuerzo y del sacrificio de
varios centenares de simples ciudadanos que desde hace años deambulan solitarios sobrellevando su
dolor calladamente, soportando injurias, diatribas y hasta burlas, buscando
sólo como respuesta reparadora un acto de Justicia, o que le devuelvan a sus
seres queridos o les expliquen el destino final de los mismos.
Sin la
colaboración de esas madres que claman por sus hijos desaparecidos, sin la de
las esposas o esposos que exigen saber por sus parejas arrancadas de sus
hogares con un destino aún no conocido, o de los hijos que lloran la ausencia de sus padres y aún de sus amigos
y vecinos, no hubiera sido posible concluir con este cuadro de actuación.
Vaya
para ellos, si no la solución requerida, por lo menos el esfuerzo de quienes
los han comprendido y tratado de colaborar desinteresadamente con un objetivo
final: LA JUSTICIA”. (Informe Conadep. Delegación Mar del Plata, presentado el
15.09.84, pág.2)
Texto
central y anexos
Es imposible resumir adecuadamente el
extenso contenido del informe. Como el de la Sra. Turón de Toledo, surgen de su
lectura muchos de aquellos peticionantes de los inútiles recursos de amparo que
eran diariamente presentados en un juzgado federal, donde al menos uno de sus
miembros era un ex cuadro de una fuerza de seguridad y muchos funcionarios
estaban vinculados a la ultra derecha, nombres que luego regresaron en las
denuncias que hizo la CONADEP durante su labor, en las que se trabajó en el
Juzgado Federal de Mar del Plata a lo largo de 1986.
Algunos
de los apartados del texto central son: la recepción de denuncias; la ideología
de la represión; el silencio y negación de la información; la seguridad de la
impunidad; el papel del Poder Judicial; las características de los
procedimientos represivos; la tortura y las condiciones de detención.
Paralelo
en su gestación al informe final de la CONADEP de Buenos Aires, los puntos
tratados coinciden en su gran mayoría.
El
primer anexo –lo mismo que los capítulos del libro Nunca Más- es más específico: Secuestro y disposición de bienes;
Informes falsos o contradictorios e
internaciones en el Hospital Interzonal Mar del Plata; ocultamiento de
información sobre personas desaparecidas; Exterminio de familias casi
completas; Operativo “Chartear Gente” y otros ítems.
El
análisis estadístico –Anexo 3- arroja datos muy significativos: sobre un total
de 265 denuncias hubo 219 personas desaparecidas; el 64,53 % correspondía a
hombres; el 33,20 % a mujeres y el 9,09 a mujeres embarazadas.
En
cuanto a las profesiones, el 20,76 por ciento correspondió a empleados y el
18,49 % a estudiantes.
El
promedio más alto de secuestros fue el de septiembre de 1976, con 18 personas secuestradas.
El 56,
16 % de los secuestrados desaparecidos no tenía militancia alguna.
Del
mismo modo que el de la CONADEP central, el informe señala que la represión ilegal
fue un ataque generalizado a la totalidad de la población.
No vamos
a abundar más en estos aspectos, extensamente tratados en el informe de la
CONADEP Mar del Plata y el libro Nunca
Más. Los siguientes anexos detallan la información solicitada y la recibida
y, entre otros aspectos, el listado completo de secuestrados liberados y de
secuestrados desaparecidos.
Nunca Más
La actividad de la CONADEP fue
esencial para el juicio y la condena a
miembros de las juntas militares, que posteriormente fueron indultados
por el gobierno siguiente.
Tal como
lo señala Nino, muy pocos países pudieron llevar a cabo la justicia retroactiva
respecto de los delitos de lesa humanidad. Argentina fue uno de esos pocos.
También
señala que “El trabajo de la CONADEP resultó extraordinario por su importancia
y detalle […] Los esfuerzos de la CONADEP ayudaron a dar cuenta de los desaparecidos,
colectaron invalorable evidencia para los juicios, crearon un refugio en el
aparato del Estado para las víctimas y sus familiares y mejoraron las
relaciones con los grupos de derechos humanos” (Obra citada, pág. 131, EMECÉ, 1984).
El
informe final de la Delegación Mar del Plata de la CONADEP concluyó su
introducción con el concepto de que los valores más altos son los de la
libertad y la dignidad humana, por encima de lo cual no hay nada; nos deja su
trabajo y este mensaje.
Eduardo
Balestena
[i] Pese a ello, no es posible olvidar que fue durante
gobiernos radicales donde se produjeron sangrientas represiones obreras, como
las de la Semana Trágica (1919); los fusilamientos de la Patagonia (1921) y la
política represiva de La Forestal, en el norte, en la década del 20. Nunca hubo
ninguna muestra pública de arrepentimiento ni ningún pedido de perdón acerca de
estos hechos.
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