lunes, 8 de febrero de 2010

Las varias voces en la trama de Amores de Lejos

(anticipo a la publicación de la novela de Amores de lejos, suplemento de Cultura de La Capital, julio 2009)
La editorial Corregidor publicará Amores de lejos, de Eduardo Balestena, autor, entre otros libros de La fábrica penal (con prólogo del Dr. Raúl Zaffaroni), y colaborador habitual del suplemento de Cultura, con quien dialogamos acerca de ésta, su tercera novela.
Cuál es la idea de la novela
Narra una historia de amor, como el título lo indica, un amor virtual entre el personaje central Ainoha Juantorena, y Quahtemoc Quinteros Camacho.
Cómo surgen esos nombres
Cuando fui a México por primera vez estuve con los miembros de una asociación de abogados de Morelia y me dieron una hoja de cuaderno con sus señas, de allí tomé alternativamente un nombre y los apellidos para el personaje masculino.
En cuanto al de ella, era esencial la etnia vasca y Juantorena era el apellido materno de mi abuelo. Los otros del personaje son de los troncos fundacionales de Erasun, de donde somos originarios, y están emparentados.
Por qué es importante eso, se trata de un alter ego
Sí, en muchos aspectos, en otros, los tropos de la novela son enteramente imaginarios. Por empezar, es una escritura de itinerario que, como “La modificación”, de Michel Butor (en la que en gran medida se inspira) Ainoha va al encuentro de su amante. Es más, la novela está narrada en dos secuencias temporales que se alternan: el comienzo del viaje, en el contexto de la Argentina en crisis del 2002, y el de la relación amorosa, en 2001. Todo el mundo de Ainoha se derrumba: ella sufre una injusticia laboral, no puede hacer valer sus derechos, y se entrega a la ilusión de ese amor de lejos. Es decir, el viaje la lleva de una falta de certeza a otra. A la vez, va allí a hacer una actividad académica, y eso la reafirma. Como en “La modificación” (de la cual deliberadamente adopta además un elemento del final), este viaje, que nace en la noche y termina también en la noche, es incierto, y se contrapone a su primer viaje al país vasco, del cual ella (como yo) es originaria, pero ese itinerario la lleva a las raíces, a algo concreto, a un inicio, y el paisaje de Euskal-herria se revela en un amanecer, en un autobús entre San Sebastián y Tolosa (como se me reveló a mí, en la mágica ventanilla empañada). El paisaje abre allí su belleza clara y cautivante como en la emulsión de una película, y es así que hace visible el origen. El suelo de una parte del monte donde está el caserío de Catalinea Borda, donde mi abuelo nació en 1893, es de mármol. Es la metáfora de que parte de la fortaleza del personaje proviene de ese suelo.
Cómo se produce esa articulación
Entre varias voces: son transcriptos, por empezar, muchos de los mensajes de correo electrónico entre Ainoha y Cuahtemoc, que dan cuenta del progreso de su relación, tanto como de su naturaleza volátil, y de que pertenecen a dos mundos distintos. Está muy presente el mito órfico. Orfeo cautiva, como Cuahtemoc, por medio del arte y logra vencer a las furias, y al mismo tiempo Eurídice es, como dice Ivonne Bordelois, la no escuchada. El epistolario a veces es como una conversación de sordos en cuyos términos sin embargo los amantes creen.
Los niveles de lenguaje es algo que se trabaja permanentemente (otra influencia importante fue Puig). Están estas dos voces, y al mismo tiempo un narrador omnisciente, las intervenciones de Ainoha en primera persona, y pasajes donde el texto se refiere a los personajes por medio de la música.
Cómo es eso
El ciclo de lieder La Bella molinera, de Schubert, por ejemplo, recurrente a lo largo de varios capítulos, es como la relación entre los amantes, tiene tres etapas: el deslumbramiento, las dudas en el amor, y otra, que es mejor no decirla para no anticipar el final, pero el verdadero tema de la novela no es ese amor…
Cual es el verdadero tema
Es la resistencia. En este caso, contra la corrupción en un ámbito del Estado en el que Ainoha ha trabajado y del cual ha sido marginada para proteger responsabilidades de otros, los que detentan el poder efectivo y que aparecen como “respetables”, mientras ella es estigmatizada y fijada en el lugar de culpable y víctima.
Es una paradoja, la víctima lo es porque es inocente, pero acá es construida como tal al culparla, al mismo tiempo, todos saben que es inocente pero no hacen nada.
Estos escanios del poder están a la vez presentes en submundos de la noche (un procedimiento en un burdel, por ejemplo, donde son secuestradas drogas, es narrado en primera persona por un operador en ascenso de ese sistema que margina a Ainoha). En lo público y de día son “respetables” pero a la noche, o en lo privado, todo cambia. Eso, y el contacto con otros estamentos con más poder se evidencia en varias secuencias.
Todos sus amigos la abandonan. Esto produce un quiebre de su mundo, lucha y las alternativas de esa lucha reafirman la injusticia en lugar de instalar la justicia. Eso, sin embargo, hace que emerja en ella un poder desconocido, en forma paralela al amor de lejos, en el cual se refugia. Esa lucha es constante; también lo es el elemento erótico: era necesario balancear un poco tanta negatividad con la introducción de tópicos muy diferentes. Más que amor, hay erotismo.
Es una novela de reafirmación, entonces, o de negación
Es una novela de afirmación y de lucha, y presenta una función de la escritura justamente como una herramienta combativa, de reivindicación, iluminada y solitaria: Ainoha logra romper el cerco de negaciones encaramándose “a la escritura como una obrera desesperada” con sus herramientas “punzantes pero pequeñas”. Hay muchos elementos simbólicos en los nombres, en la toponimia mexicana, donde transcurre parte de la historia, eso y los epígrafes elegidos que son, de un modo diferente, otras voces.
A la vez hay cosas entrañables para mí: el Teatro Colón, la Sinfónica, los ensayos, Rafael de Diego, ex vecino, amigo, a la vez devenido en personaje y en cuya casa transcurre parte de la acción, y el recuerdo de Washington Castro, que en la función pública, es justamente lo opuesto a la galería de personajes que pueblan la narración.
Para mí es muy significativo el hecho de su publicación en el sello que ha editado la obra de Marco Denevi, su libro de conversaciones y su biografía.
Una novela es autónoma respecto a la vida pero a la vez la copia. Es un mundo y al mismo tiempo, al escribirla, uno se da cuenta de que la vida es inaprensible en un texto: siempre es más intensa, más terrible y más azarosa y a lo único que podemos tratar de hacer es tratar de reflejar ese carácter.

Fragmentos de Amores de lejos
“Una ventana se había abierto y escribía a través de ella. Lo hacía aislando sus mejores cosas de lo que le sucedía diariamente, y de lo que le había sucedido hasta antes de comenzar esas cartas sin cuerpo. Construía escribiendo a aquella que era interiormente, la construía como si pudiera construirse a un ser nada más que con sus mejores materiales y él le respondía como si ella se redujese por entero a esa parte etérea y esos mejores materiales.
Él le hablaba de la noche, “

“Saberme cautivado no representa, en este caso, estar en una mazmorra oscura, en un ambiente enrarecido. Sentirme cautivado es, paradójicamente, sentirme libre y disfrutar cada gota que este contacto haga brotar, sin pensar en tiempos, que sea eterno mientras dure.
Le regalo este poema de Gioconda Belli
‘…cosas quiero como que andes mi cuerpo,
camino arbolado y oloroso,
que seas la primera luna del invierno
dejándose caer despacio
y luego en aguacero,
cosas quiero como una gran ola de ternura
deshaciéndome,
el paso del tiempo,
la guerra, los peligros de la muerte’

(‘De la costilla de Eva’)”

(Cap. I, “Alza tu fuego, mágica llama”)

“Un estado de sensualidad fue apoderándose de ella. Era envolvente, sin forma, sin objetos de referencia. Simplemente estaba allí y cada espacio a su lado de pronto era un espacio vacío que debería estar habitado por un cuerpo. Era darse vuelta en la cama y sentir que la almohada era como una mejilla, y el aire estaba cargado de palabras que nunca se habían pronunciado y de pronto todo quedaba como lejos, en una especie de segundo plano. Su cuerpo también parecía haber despertado de una larga hibernación sólo para reclamar algo incierto, que podía o no estar allí o que se encontraba en un vago futuro, en una promesa virtual, en teclas, pantallas y kilómetros, y en la incierta fatalidad de un ajedrez desconocido”.
“…la vida se generaba a sí misma, y a sus propias esperanzas ahí donde no había ninguna. La vida era un río que nacía de la nada pero que fluía”.

“Una pluma deslizante
…Ainoa, imagínate cuántas emociones fluyen ya dentro de nosotros, en menos de un mes que tenemos de escribirnos. El sábado es la fecha en que celebramos un mes a partir de cuando supe más de ti y los cauces del río se abrieron, conduciéndonos a un mar lleno de símbolos y mapas, de llanuras y edredones
Y en la plaza de mi pecho grité tu nombre, y las campanas de las torres sonaron como eco, las palomas de la fuente levantaron su vuelo, y en el aire quedaron suspendidas las gotas, que el día en que te tenga cerca, se convertirán en besos que se prolongarán húmedos en las calles de tu piel
Cuahtemoc”

(Cap. II, “No toda la gente errante anda perdida”)

“Yo vengo acá porque soy uno de ellos, pensaba, estoy del lado de aquellos que viven en lo más allá de los márgenes y que se aferran a algo que sólo ellos ven. Sólo yo veo mi esperanza y mi fuerza, aunque no pueda definirlas ni decir en qué se apoyan, porque precisamente, no tengo nada”.
(Cap. IV “De huéspedes y anfitriones”)

1 comentario:

  1. Si bien leí pocas páginas, ya me tocó el alma.
    Gabriela Baruffaldi.

    ResponderEliminar