jueves, 10 de abril de 2025

La Patagonia Rebelde: una historia inconclusa


 

La Patagonia Rebelde: una historia inconclusa

 

Al final de mi primer encuentro con Héctor Olivera le comenté que tenía la intención de ir en moto en busca de escenarios de las huelgas rurales patagónicas (La Patagonia Rebelde había sido el motivo central de nuestras dos horas de charla).

No podía imaginar que al cumplir aquel deseo la impresión que habría de recibir modificaría totalmente la visión que tenía del tema.

El gran propósito

En Sierra Grande, bajo un viento helado, nos encontramos algunos de esa suerte de cofradía cuyos miembros nos reconocemos y saludamos, cada uno en su idioma, que somos los viajeros en motocicleta. Ateridos de frío, golpeados por el viento patagónico, bajo capas de prendas, Javier me dice que viene desde Colombia y que se propone lograr material para su tesis de maestría en Ciencias de la Comunicación, dialogando con educadores de los países que atraviesa: “No viajo desde tan lejos en la moto solo para tomar la foto” dice y convenimos en que en un viaje se trata de salir de nosotros y descubrir algo, en el desconocido mundo y en la aventura, que tiene que ver con nuestro interior más profundo y que ese propósito es irrenunciable.

Varado en Comodoro Rivadavia un día más del programado debido al fuerte viento, la noche antes de salir con rumbo a Cañadón León, hoy Gregores, escuché una versión de la Sinfonía Alpina de Richard Strauss en la cual, en pausas de la música, un hombre decía un poema. El ascenso a la montaña, la tormenta, el descenso, la lucha contra los elementos y la incertidumbre son un símbolo de la vida y de la necesidad de llevar a cabo un propósito que solo se logra de ese modo. Los grandes propósitos no parecen nunca fáciles, quizás sea el riesgo lo que los hace grandes.

Vemos la cima, dice el poema, y parece estar cerca pero la impresión era falsa y está más lejos de lo que suponíamos. Nuestras sensaciones nos engañan y pensamos que no hay otra certeza que la de avanzar sin detenerse. Cuando sobreviene la tormenta es imposible ver nada y sentimos que el viento puede arrastrarnos y habremos de estar perdidos. La vida es la búsqueda de un sentido y a la vez de una referencia y de algo a lo que poder asirse para resistir.

Hice doscientos kilómetros bajo la lluvia y más adelante atravesé nubes con nevisca y me interrogué acerca de qué era realmente lo que me había hecho ir allí; pensé en qué estaba haciendo en ese lugar, qué era lo que efectivamente buscaba y si estaría equivocado en mi búsqueda, pero la certeza que tengo ahora es hija de aquellas dudas. Llegar a la cima no nos da la felicidad, agrega el poema. Nos empeñamos en sobrevivir, en hacer las acciones necesarias y hacerlas bien: mantenernos en el camino, ser conscientes de los riesgos y de los hallazgos, y de pronto la felicidad viene sola, inesperadamente. Al final, cuando regresamos, somos otros, estamos colmados y somos acaso más sabios porque hemos aprendido más.

Como dice Javier, no voy solo por la foto.

Bety Martínez

La ruta de Demarcación de la Huelga de 1921 es la organización desde 1988 se viene trabajando en el hallazgo y la delimitación de los sitios en los cuales, a lo largo de unos dos mil kilómetros, en lugares dispersos, en grandes estancias, en rincones alejados hubo fusilamientos.

El de las Huelgas Rurales de 1920/1921 es un tema muy amplio y que tiene muchos aspectos, porque además de la exigencia de condiciones humanas de trabajo y de su cumplimiento, hubo factores políticos, sindicales, ideológicos y fuertes intereses que definieron el curso de acción que el gobierno seguiría.

Muchos de los lugares donde el ejército fusiló se encontraban –y encuentran- en estancias privadas y aun hoy suelen no ser accesibles o serlo con muchas limitaciones.

La Ley Provincial 3652, de 2009, convierte a la ruta de las huelgas en un circuito histórico y cultural, que se va ampliando  abriendo a medida que se van sumando las localidades. Las huelgas son un inmenso rompecabezas, un infinito cruce de nombres y lugares.

De los varios recorridos posibles decidí comenzar por el más cercano: el de Gobernador Gregores, el cenotafio, Cañadón de los Muertos y Estancia Bella Vista.

En el pueblo visitamos la primera herrería, construida con latas de nafta, donde comenzó a trabajar Facón Grande, que terminaría liderando el grupo del norte de la provincia, y cruzamos el Río Chico, frontera que separó a los huelguistas del ejército.

Cuando, a la petición de cumplir el convenio rural logrado el año anterior (y homologado por el Ministerio de Trabajo) por parte del grupo de Ramón Outerello, dirigente de Puerto Santa Cruz que había tomado Paso Ibáñez, Varela responde con un Bando Militar y exige la rendición incondicional a los huelguistas, el grupo opta por abandonar el lugar –lo cual es tomado como inicio de las hostilidades por Varela, cuyas órdenes ya eran muy precisas- y dirigirse a Cañadón León. Hay que estar allí para apreciar las enormes dimensiones de esa geografía. Varela y Anaya los persiguen por dos lugares distintos y el primero alcanza a la retaguardia de la columna y los lleva a la Estancia Bella Vista -es el primero de diciembre de 1921- y, sin comer, los tendrán hasta el día siguiente, en que serán fusilados en el lugar en el cual estamos ahora. Se trata de un pliegue del terreno que lo hace bastante oculto. Allí fusilaron al menos  entre 40 y 50 huelguistas, número que varía según las fuentes, ya que la de los anarquistas indica un número mucho más elevado.

El lugar es sobrecogedor y es posible imaginar la escena. Una cruz se erige en un punto elevado y un mástil indica las nacionalidades de los caídos. Es el grupo que viene trabajando en el tema el encargado de colocar los letreros informativos y mantener la integridad del espacio, cuyo camino de acceso permanece cerrado por una tranquera por tratarse de un lugar privado.

Cada localidad (Fitz Roy, Tres Cerros) es a la vez una referencia en el libro y un hecho mencionado en su texto que narra las circunstancias por las cuales fueron fusilados obreros. La charla es intensa. Hablar de las huelgas es entrar en un modo de vida, de explotación y de lucha, de nombres y de circunstancias, antiguas y recientes. Debido al estado de los caminos de los circuitos rurales, no será posible hacer otros pero Bety rápidamente me brinda contactos de guías en San Julián, Puerto Deseado y Jaramillo y mucho material.

Puerto San Julián, Jaramillo, Puerto Deseado

El tiempo es muy poco, las etapas son muy largas, las sensaciones muy intensas. De pronto, el clima mejora, justo cuando me encamino hacia Puerto Deseado previo paso por dos lugares.

En Puerto San Julián hay un circuito de la memoria y el punto que más me interesó fue el prostíbulo La Catalana, donde Consuelo García; Ángela Fortunato; Amalia Rodríguez; María Juliache y Maud Foster se negaron a atender a los soldados:

El suboficial y los conscriptos lo toman como un insulto […] Pero ahí salen las cinco pupilas con escobas y los enfrentan al grito de “asesinos porquerías”, “con asesinos no nos acostamos”.

La palabra asesinos deja helados a los soldados.

(Bayer, Osvaldo, Los Vengadores de la Patagonia Trágica, Editorial Galerna, Buenos Aires, 1972, Tomo II, pág. 358)

            Sin medir las consecuencias, tuvieron el valor de llamar de frente asesinos a los soldados, porque lo que sentían era mucho más fuerte que cualquier temor por lo que podría pasarles: justamente, sus nombres están tomados de la actuación policial, porque fueron detenidas por eso.

            En Puerto Deseado visité la estación ferroviaria, que funciona como museo y la plaza donde se encuentra el coche 502, uno de los vagones de ferrocarril donde se desplazó Varela y que aparece en la escena del combate de Tehuelches, en la película. En 1980 fue vendido para desguace por una fundación donde estaba la esposa del entonces presidente de facto Videla; sin embargo, cuando, ya comenzada la operación de desarme e iba a ser retirado del terreno donde se encontraba, una vecina atravesó su Fiat 600 al paso del camión que llevaba al coche y varios vecinos frustraron la maniobra. Finalmente el coche fue expropiado por el Municipio y, luego de su restauración, colocado donde se está hoy.

            Entre Puerto San Julián y Puerto Deseado se encuentra Jaramillo, con el museo dedicado a Facón Grande. Su encargada, Vilma Huentelican lo abrió especialmente para mí.

            Una historia sin final

            Desde hace 16 años Vilma trabaja en la Comisión Provincial de la Memoria y la Mesa Provincial de Huelgas Patagónicas. La estación sede del museo era parte de una red ferroviaria de la cual, con la de Puerto Deseado, son las únicas sobrevivientes. Debió ser totalmente restaurada a las condiciones en que se encuentra hoy. Se trata de un museo interactivo, al cual los visitantes pueden entrar –gratuitamente- de modo remoto y acceder a la guía personal de Vilma, en tiempo real. Está pensado en gran medida en los escolares y – señala Vilma- “soy yo quien debe poder acceder a ellos en sus herramientas digitales y no a la inversa”.

            El ambiente no solo nos lleva a una estación de principios del siglo XX sino que sus espacios tienen una organización muy precisa: uno de ellos tiene las dimensiones –cuatro metros por cuatro- de los camarotes donde, sobre cueros de oveja, debían dormir 14 peones en turnos que se estima que duraban tres horas.

            Las condiciones eran tales, reflexiona, que cuando pudieron vivir un momento de libertad se produjeron hechos violentos. En un mismo lugar geográfico conviven descendientes de los estancieros y de los fusilados en un antagonismo siempre abierto.

            Le pregunto las razones por las cuales, con una cifra comprobada de 291 fusilamientos, se habla de la cifra de 1.500. Me explica que los peones debían tramitar una libreta ante la autoridad policial y presentarla en las estancias. La diferencia entre las emitidas y las efectivamente presentadas en las estancias luego de la huelga de 1921 nos hace llegar a esta cifra: el ejército quemaba la documentación de los fusilados, les quitaba los quillangos en los que dormían y se quedaba con su dinero (en el caso de Facón Grande, al ser fusilado llevaba una fuerte suma de entre dos y tres mil pesos de entonces). Pero hay algo más: el alto número de chilenos indocumentados. De este modo, la cifra real de fusilados es imposible de establecer. La población total del territorio de Santa Cruz (aún no era provincia) alcanzaba entonces a 17.000 personas; de este modo, el número de fusilados fue de alrededor de un 10 % de la población de entonces.

            El dolor, la frustración y el silencio fueron tales que nadie se atrevió a hablar más del tema. A hijos del chofer Luís Rogelio Ramírez, fusilado solamente por haber llevado a los dirigentes Outerello y Descoubiere, se les había hecho creer que el padre se había ido con otra mujer. Bayer se dedicó a buscar y a esclarecer a muchas personas, como la familia de Ramírez, sobre el verdadero destino de aquellos ausentes.

            Una vez se presentó en lo de la hija de Antonio Soto –el líder del grupo sur, que había conseguido huir a Chile- y llamó a la puerta de su casa. Ella ignoraba tanto la actividad anterior de su padre como las circunstancias por las cuales él había debido huir, así como que la existencia de hermanastros en Argentina.

            La historia no se queda en los libros ni en la película sino que crece: lo hace en situaciones como éstas y en el plano de lo simbólico: Al principio –hasta la publicación del resultado de los diez años de investigaciones de Bayer, era el silencio. Luego fue la polémica, las amenazas y el exilio. En el museo de José Font hay un grupo escultórico de Miguel Jerónimo Villalba que representa el fusilamiento de Facón Grade y a Osvaldo Bayer. El 24 de marzo pasado, la escultura de Osvaldo Bayer de Villalba, emplazada a la entrada de Río Gallegos, fue destruida por la Dirección Nacional de Vialidad. La violencia simbólica abre otro capítulo de esta eterna historia sin cerrar.

            A partir de la sustanciación de la causa FCR nro. 9563/2021, en aplicación de las normas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en orden a los arts. 1, obligaciones de los Estados, 2do., deber de adoptar las disposiciones de derecho interno y 25, protección legal, en orden al derecho al conocimiento de la verdad, fue abierto el proceso por el derecho a la verdad, que se encuentra en pleno desarrollo pero cuyo trámite, en este escenario, se dificulta.

            Lo que parecía la cima era solo un accidente más, para superarlo es necesario seguir escalando una montaña cuya cima parece inaccesible y cuyo ascenso demanda más y más lucha.  

            La lucha contra los elementos subsiste y hay que oponerle la decisión de estar persiguiendo un gran propósito.

 

Eduardo Balestena.

09/10.04.2025

 

Acceso al museo interactivo de Facón Grande, en Jaramillo

https://www.spatial.io/s/Museo-de-Jaramillo-2023-64e42660352773c68b5c9418?share=0

 

Flyer del museo

https://www.instagram.com/reel/DHMYqGPpjiX/?igsh=bW4xMnQyaGJmeDZq

https://www.instagram.com/reel/DHcFs6dJ-lV/?igsh=MW9lMjJvdXJiaXB6Mw==